Un día en Lisboa

Continuación del Viaje a Madeira y Azores

Vuelo a Lisboa – día 13

Teníamos el vuelo de la compañía TAP Air Portugal con destino a Lisboa a las seis de la madrugada, con una duración de dos horas y media aproximadamente, añadiendo una hora a causa del cambio de uso horario, llegábamos a la capital de Portugal a las nueve y media de la mañana, de ahí que pensamos sería buena idea hacer una visita rápida a la ciudad, pues nuestro vuelo hacia Barcelona no salía hasta la noche.

Ya se que que Lisboa se merece como mínimo tres días para conocerla correctamente, pero a veces hay que aprovechar las oportunidades de visitar, aunque sea en esencia, los lugares que todavía no conocemos.

Previamente reservamos un coche de alquiler para así disponer de buena movilidad dado el poco tiempo de que disponíamos, que al igual que hicimos en Azores, lo reservamos con Europcar, en este caso nos dieron un Volkswagen Polo. Las gestiones en la oficina del rent a car fueron muy rápidas, pudiendo salir del aeropuerto antes de las diez de la mañana.

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Aparcamos cerca de la estación de tren Rossio, por consiguiente nuestra primera visita fue la Plaça do Rossio, donde destaca el emblemático Teatro Nacional Doña María II, que recibió el nombre en honor a la Reina María II, fue construido en 1842 sobre la ruinas del antiguo Palacio de los Estaus, sede durante el siglo XVI de la inquisición portuguesa.

A poco metros de la plaza, nos encontramos con el elevador de Santa Justa, construido en hierro forjado el año 1902, al estilo de la torre Eiffel, con una altura de 45 metros, el cual conecta la zona baja con la plaza do Carmo en el barrio de Chiado, frente al Convento do Carmo del siglo XIV .

Cogimos el coche y nos desplazamos hasta el Parking de los Descobrimentos, a orillas del río Tajo, justo al lado del aparcamiento pudimos ver el gigantesco Monumento a los Descubrimientos o Padrão dos Descobrimentos, construida en piedra con una altura de 52 metros, simulando la forma de una carabela.

muy cerca de allí visitamos el Mosteiro dos Jerónimos, construido en el año 1501 según diseño del arquitecto Diogo de Boitaca, declarado Patrimonio de la Humanidad, el monasterio fue construido para homenajear el descubrimiento de la ruta de las Indias por el navegante portugués Vasco de Gama, en el interior del monasterio pudimos visitar la Igreja Santa Maria de Belém. La visita tiene un precio de 10 €. Más info : http://www.patrimoniocultural.gov.pt/pt/museus-e-monumentos/dgpc/m/mosteiro-dos-jeronimos/ .

Paseamos por el puerto deportivo llamado Doca de Belém y por los jardines de Vasco da Gama situados frente al Museu da Presidência da República, recorrer los jardines fue una pausa relajante que nos liberó del constante sonido del tráfico de la ciudad.

En las cercanías de la orilla del río pasamos frente al Monumento a los primeros aviadores en cruzar el Atlántico Sur o Monument Gago Coutinho e Sacadura Cabral, en conmemoración a los primeros aviadores portugueses en cruzar en avioneta el Atlántico Sur en el año 1922, cubrieron el trayecto de Lisboa a Río de Janeiro, una auténtica hazaña en esa época.

Frente al monumento se encuentra otra de las visitas imprescindibles, la Torre de Belém, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue construida, en el año 1519, a orillas del río Tajo, como una torre – fortaleza para custodiar el Monasterio y el puerto de Lisboa. La entrada para su visita tiene un precio de 6€. Más información : http://www.patrimoniocultural.gov.pt/pt/museus-e-monumentos/dgpc/m/torre-de-belem/ .

Cogimos otra vez el coche para desplazarnos hacia la parte más alta de la ciudad, pasando por enrevesadas y estrechas calles, donde tuvimos que ir esquivando los tranvías que circulaban arriba y abajo repletos de turistas.

Por suerte pudimos aparcar cerca del Jardim Augusto Rosa en el barrio de Alfama, muy cerca de nuestro siguiente destino, la Catedral Santa Maria Maior de Lisboa o Sé de Lisboa, la más antigua e importante de la ciudad, fue construida en el siglo XIII, en estilo románico y protogótico, visitamos su interior, de acceso gratuito, pudiéndose también visitar el claustro 2,5€ y el tesoro 2,5€.

Subimos andando un poco más hasta llegar al mirador de Santa Luzia, donde pudimos disfrutar de unas fantásticas vistas de los tejados rojizos del barrio de Alfama contrastando con el río Tajo de fondo. Un poco más adelante se encuentra otro de los miradores destacados de Lisboa el Miradouro das Portas do Sol.

Descendimos otra vez a orillas del río Tajo para visitar la Plaza del Comercio, una de las más emblemáticas de Lisboa, la cual fue construida en el lugar donde se ubicaba el antiguo Palacio Real, destruido por el terremoto del siglo XVIII , donde destaca especialmente el arco de Rua Augusta diseñado por el arquitecto Santos de Carvalho, construido en homenaje a la reconstrucción de la ciudad después del famoso terremoto de 1755, antaño puerta de acceso para el comercio marítimo que llegaba a la ciudad.

Rodeando la enorme plaza se encuentran varios edificios monumentales como el Ministério da Administração Interna y el Museu de Lisboa – Torreão Poente.

De la plaza del Comercio nos desplazamos, pasando por la relajante avenida de la Ribeira das Naus que va paralela al río, hasta llegar a la Rua Nova do Carvalho, donde se encuentran una gran variedad de bares y restaurantes. A unos 200 metros se llega al Mercado da Ribeira, ideal para recorrer su paradas viendo los productos locales.

Como se nos estaba acabando nuestro tiempo para visitar la ciudad, optamos por hacer un recorrido panorámico con el coche, mientras íbamos regresando hacia el aeropuerto, pues aunque nuestras maletas iban directamente de un vuelo al otro, tampoco queríamos llegar demasiado justos de tiempo, no fuera caso de algún imprevisto y perdiéramos el vuelo.

Visitas Pendientes de Lisboa

Como ya sabíamos, en un día fue imposible ver completamente Lisboa, pero no podíamos desperdiciar la ocasión de conocer aunque fuera tan solo durante unas horas esta bella ciudad.

A pesar de que fue una visita «relámpago», no nos arrepentimos de realizarla, esperando que en alguna otra ocasión podamos regresar para conocer Lisboa más a fondo. Sí que recomiendo, en el caso de que viajéis a Lisboa, utilizar un mínimo de tres días para visitarla.

Algunas de las visitas que nos quedaron pendientes fueron : El Castelo de San Jorge, el Mirador de Santa Catarina, la Librería Bertrand, la cafetería A Brasileira, el Parque de las Naciones, la Torre Vasco de Gama, visitar alguno de los variados museos de la ciudad y supongo que alguna más me dejo, pero espero tener en alguna otra ocasión regresar a Lisboa para poder saborear la ciudad con más calma.

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